miércoles, 9 de enero de 2013

Bill Gates o la Madre Teresa

- Por Nipun Mehta, 07 de enero 2013

Hace dos días, estuve en China, hablando a un grupo de líderes empresariales influyentes. Uno de ellos planteó un desafío: "Usted habla de Vinoba Bhave , heredero espiritual de Gandhi, y de cómo caminó 80.000 kilómetros a través de la India e inspiró a la gente a donar 5 millones de acres a sus vecinos Sí, podría haber sido una hazaña sin precedentes en la historia de la humanidad, pero en realidad, ¿cuánta gente recuerda hoy a Vinoba? En cambio, piense en cuánta gente recuerda a Steve Jobs y el legado que dejó atrás." Desde un punto de vista de impacto a corto plazo, es un serio dilema.

De hecho, la revista Forbes hizo un reflexión similar, haciendo la pregunta: "¿Quién ha cambiado el mundo más: Bill Gates o la Madre Teresa?" Y concluyeron que Bill Gates. Mi respuesta a este empresario, sin embargo, fue una historia real que sucedió hace unas semanas en una escuela cerca de Pune. Yo les hice la misma a los niños: ¿quién quieres ser cuando seas grande - Bill Gates o la Madre Teresa? Por lo general, alrededor de 60-80% de ellos votarían por Bill Gates, pero aquí, la mayoría de ellos dijeron la Madre Teresa. Así que profundicé. ¿Por qué? Cuando la gente comenzó a levantar la mano, una joven tímida - tal vez 11 años - levantó la mano, vaciló, y luego la bajó. Al ver eso, la animé a hablar, y su respuesta me derribó por completo. 

"Señor, Bill Gates utilizó el poder del dinero para cambiar el mundo, y la Madre Teresa utilizó el poder del amor para cambiar el mundo. Y creo que el amor es más poderoso que el dinero."

Fin de la historia. Era simple, clara, elegante y daba tan perfectamente en el calvo que no se requerían más respuestas de la clase. ** 

El final de esta historia es el comienzo de una posibilidad audaz. En consonancia con el tema de nuestra reunión, Mi Sueño Imposible, y que estoy seguro de que todos compartimos, es un mundo en el que hemos elevado este espíritu de amor de los simples espacios emocionales de Bollywood a los infinitamente más fuertes espacios espirituales de nuestros corazones. Como humanidad, hemos entendido cociente intelectual (IQ), e incluso cociente emocional (EQ), pero lo que el mundo necesita ahora es CQ - Cociente de la Compasión. Es una inteligencia del corazón. Hace más de una década, los neurocientíficos descubrieron que, físicamente hablando, en realidad no sólo hay neuronas en el cerebro sino también en nuestro corazón. Como Kabir y muchos otros sabios nos dicen claramente: ¡Abre tu corazón y podrá contener el universo entero! 

¡Nuestra mayor esperanza para despertar nuestro cociente de compasión colectivo viene de los niños! Niños como ésta de 11 años que sabía intuitivamente que si estás movido por el amor, puedes mover montañas. En conversaciones con la Dra. María Montessori, Gandhi lo dijo muy claramente: "En la primera parte de mi vida, descubrí que si quería alcanzar la verdad, debía obedecer, aun a costa de mi vida, la ley del amor. Y habiendo sido bendecidos con hijos, descubrí que la ley del amor puede ser aprendida mejor a través de los niños." 

Lo que pasa con esta ley del amor es que tiene una vida media que es mucho, mucho mayor que la ley de la materia. Su efecto dura por muchas generaciones. La inspiración de nuestros dispositivos se convierte en mera información, a veces en cuestión de minutos. Pero cuando esa misma inspiración se entrega a nosotros a través de alguien movido por el amor, se activa la información en un contexto de vitalidad vibratoria. Resuena en lo profundo de nuestra conciencia. Y es por eso que, a largo plazo, la ley de la materia no tiene ninguna posibilidad contra la ley del amor. El trabajo que se mueve por el amor, no importa lo pequeño y humilde, tiene una vida sin fin.

Hace algunos años, mi esposa y yo fuimos en un peregrinaje a pie . Empezamos en el Ashram de Gandhi en Gujarat y nos dirigimos al sur; comimos los alimentos que nos ofrecieron y dormimos en cualquier lugar que nos ofrecían. Fue una experiencia que cambió radicalmente nuestras vidas. En el camino una cosa que repetidamente encontramos eran las ondas de la ley del amor, en particular de Gandhi y Vinoba que habían caminado muchas veces esos mismos caminos. Durante una visita a un pequeño pueblo en la zona, Gandhi se dio cuenta de que eran las 18:00 -que era su momento de oración. Estaba paseando por la zona, con algunas personas mayores, pero de inmediato se sentó allí para orar. Un poco expulsados, los ancianos se reunieron con un par de personas que se encontraban cerca.

Govardhan Patel era uno de ellos. Estaba en quinto grado en ese momento, su madre había fallecido cuando él tenía 2 años, y su padre tuvo polio; Él no estaba interesado en Gandhi. La casualidad quiso, sin embargo, que estuviera allí sentado en silencio durante la oración de Gandhi. Y algo cambió. Se sentó en el discurso de Gandhi por la noche, y ese mismo día se decidió a dedicar toda su vida al servicio. Cuando lo conocimos era un maduro de 82 años, joven y todavía va fuerte, que había transformado no sólo a su pueblo, sino docenas de otros pueblos.

Hay muchas historias como la suya, por ejemplo la de Nagardas Shrimali. En una estación de tren, mientras Gandhi está simplemente pasando por en medio de las multitudes de gente, él grita: "Bapu, ¿qué debo hacer con mi vida?" Bapu dice, "ir y enseñar tus valores a otros niños como tú." Shrimali tenía 16 años en ese entonces, desde aquel día hasta su último aliento, Nagardas -que era "intocable"- dedicó su vida a la educación de los niños.

La Auténtica Inspiración tiene una larga vida posterior. Y amigos míos, tenemos que reavivar esta ley del amor dentro de nosotros, y en nuestra esperanza más grande -Nuestros hijos, la próxima generación-

Quiero terminar con una historia real.

Hace muchos años, mi querido amigo Jacob Needleman estaba dandoclase en San Francisco State University, e hizo una pregunta a su clase de treinta alumnos. "¿Cómo podemos ser buenos?" Uno de los estudiantes levantó la mano y dijo: "Aprendí bondad de mi hijo de 5 años de edad. Mi hijo y yo estábamos disfrutando de la Navidad en México, mientras él estaba emocionado jugando con los juguetes que había recibido la noche anterior. Un niño de la favela vecina llegó, y le dije a mi hijo que le diera uno de sus juguetes. Después de algunos ruegos y lágrimas, finalmente aceptó y cogió un juguete. ¡Su juguete menos favorito!" Como en una escena de la película El Rey León entre Mufasa y Simba, el padre mira a los ojos a su hijo de 5 años y le dice: "No, hijo, no este juguete. ¡Dale tu juguete favorito." 

En ese momento, el hijo instintivamente protesta, pero luego ante la mirada compasiva de su padre, él de mala gana va a la puerta para regalar su juguete favorito. Naturalmente, el padre pensó que tendrá que consolar a su hijo cuando regresase; he aquí que, para su sorpresa, el hijo vuelve de nuevo saltando. Con una inocencia digna de un niño de 5 años, mira a su padre a los ojos y dice: "Papá, ha sido increíble. ¿Puedo hacerlo de nuevo?" 

Esta es la ley del amor, y podemos seguir haciendolo una y otra vez y otra vez.

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** Desde la redacción de este artículo, Bill Gates ha lanzado sus energías en explorar otras dimensiones del impacto.

Este artículo está basado en una charla de Nipun Mehta en InspirEd, Mumbai, diciembre de 2012. Nipun es el fundador de ServiceSpace.org , una organización no lucrativa que trabaja en la intersección de regalos economía, la tecnología y el voluntariado.
 

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